viernes, 2 de noviembre de 2018

PENSAR LA DISCAPACIDAD COMO UN SISTEMA (DR. JUAN MANUEL POSSE)

La imagen puede contener: Juan Manuel Posse, sentado
Este es uno de los capìtulos de mi libro que lanzamos en diciembre, que sin dudas da para hacer varios libros con este tema.

PENSAR LA DISCAPACIDAD COMO UN SISTEMA

Para llevar a cabo las políticas y programas de gobiernos, la estructuración de los modelos educativos, el diseño arquitectónico, los accesos a la salud y educación, es importante concebir a la discapacidad como un sistema de derechos humanos. Pensar la discapacidad como un sistema implica que la acciones y medidas que sean empleadas, giraran en torno a un orden, serán transversales a todos los derechos, y no serán simples parches con los que de forma improvisada se busque dar solución a desafíos mayores.

Pensar la discapacidad como un sistema implicara entre otros ordenes de cosas:

- ACCESIBILIDAD. La construcción de una rampa o un vado en una esquina no es de utilidad si es que en la esquina de enfrente no hay otro dispositivo similar. Y es justamente lo que ocurre en el centro de nuestra ciudad en calle 24 de septiembre y Maipú. Por lo tanto se trata de una medida improvisada, puesto que no se tuvo en cuenta que el real beneficio de ella estarla dado en tanto cumpliera un fin específico al que estuviera orientada. Si ese fin es que una persona con movilidad reducida pudiera cruzar la calle, obviamente debiera haberse hecho la construcción en ambas veredas de la calle. No hacerlo así implica el riesgo que esa persona quedase atrapada en el tráfico por no poder subir la vereda. Siendo mas allá, pensar la discapacidad como un sistema, en materia de accesibilidad, necesariamente implicara que a mas de las rampas o vados en las esquinas, las veredas deberán ser transitables y libres de obstáculo, y en cada esquina la presencia de rampas o vados, pues no puede limitarse este derecho a la transitabilidad de solo algunas zonas, sino ser extensiva al conjunto de calles y veredas para la plena inclusión, desafío al que estamos muy alejados todavía, sin perjuicio de notarse avances en la construcción de rampas y vados, principalmente en barrio sur de San Miguel de Tucuman.

- TRANSPORTE. Pensar la discapacidad como un sistema no parece ir de la mano de la mentalidad de los concesionarios del transporte público. Las unidades aún no se han adaptado en las proporciones que por ley 7811 hace tiempo debieran haberse realizado. La odisea de la personas con discapacidad que deben sortear los insalvables obstáculos de las lineas interurbanas (las que en muchos casos ni siquiera disponen de espacios para sillas de ruedas) hacen que estas personas en vez de estar amparadas por el sistema deban luchar contra el sistema, y en esa batalla desigual, terminar relegadas a no poder trasladarse. Pensar la discapacidad como un sistema, en materia de transporte, significa adquirir unidades de piso bajo y acorde al diseño universal, aprovechables por todos. No es un imposible, sino todo lo contrario, debería ser un ejemplo a imitar de todas aquellas ciudades que disponen de dichas flotas, las que en nuestra provincia son escasos los concesionarios que cumplen con estas medidas de inclusión.

-ESCUELA. Una cuestión fundamental es la inclusión de los niños con discapacidad. Y vaya que cuesta pensarla como sistema si a diario somos testigos de las luchas de los padres. La escuela debería estar preparada para dar la bienvenida a las personas con discapacidad. El mejor sistema es tanto la actitud de los docentes y directivos, como la eliminación de las distinta barreras, de la que no se suele hacer mucho eco por parte de las instituciones. Mención honorifica merecen aquellos establecimientos que hacen sentir al alumno con discapacidad y a su familia como partes de un todo, como miembros de la comunidad, como "segunda familia" cual debiera ser el rol de la escuela. En un abordaje sistemático en este área no debiera existir el "no hay vacantes dado que el cupo se encuentra cubierto" pues en definitiva la inclusión es un derecho de todo. Seria irónico llegar a la conclusión que la inclusión de un niño con discapacidad necesariamente signifique la exclusión de otro niño con discapacidad. No debería existir un "no esta preparada la escuela para recibirte", pues no son niños marcianos, son seres humanos de carne y hueso, un dato de esta realidad, viven y caminan a tu lado, son tus pares, y son quienes mas necesitan que estés preparado para recibirlos. No debería existir la regla de "debe ir a la escuela especial", participemos todos juntos de este desafió que implica la inclusión, apoyemos a los padres, no los dejemos solos, apoyemos a los niños, brindemos contención, que el pueda aprender en un sistema pensado para todos y del que todos se benefician con la diversidad. Pongamos allí primero el acento.

-SALUD. Es dramática la situación de salud en lo que refiere a las demoras en autorizarse las coberturas. Si partimos del principio que es un derecho fundamental obtener los medicamentos, las terapias, los insumos, prótesis, etc, no dilatemos en burocracias excesivas ni agotemos a los padres. Contribuyamos a darles un aliciente, un respiro. Qué no deban deambular días, semanas y meses para algo que se necesita hoy. Pensar la discapacidad como un sistema en este área también implica destinar los recursos en tiempo y forma, para evitar que la falta de coberturas generen perjuicios que a la larga signifiquen un mayor costo para el estado. Te ahorraste otorgar la medicación o la terapia hoy, pero mañana afrontaras el mayor costo de las secuelas producidas, entre ellas, no solo a nivel salud, sino a nivel de impedimento laboral ocasionado cuando esa persona pudiera haber estado en condiciones de trabajar si se hubiera atendido a tiempo su salud. 

- TRABAJO. Si la persona no tuvo salud, no tuvo educación, no tuvo siquiera el acceso al medio físico para poder trasladarse, las posibilidades de que obtenga un empleo de calidad serán muy escasas y pasaran a englobar ese alto indice de personas con discapacidad desempleadas que representan mas de la mitad del sector. Este en un claro ejemplo de la inter relación de los derechos, todos ellos ejes insustituibles en el armado de este sistema. Pensar la discapacidad como un sistema significa que los puestos de trabajos estén adecuados a los distintos requerimientos, que existan programas destinados a la constante capacitación, que se respete el cupo del 4% y a partir de allí bregar por una mayor idoneidad todos los días. Si desaprovechamos la productividad de una persona con discapacidad por el hecho que la estigmatizamos o por no adecuar el lugar de trabajo, estaremos prescindiendo de recursos humanos sumamente valiosos para el crecimiento económico de nuestro país, en donde cada vez son mayores los números de pensiones asistenciales, y menores las reales oportunidades de brindarles su debida inclusión laboral, enalteciendo su dignidad.

Pensar la discapacidad como un sistema consistirá en llevar a cabo medidas que tengan un fin lógico, tomando nota que los derechos de estas personas no se agotan ni en asistencialismos, ni en conveniencias, sino en el modelo social de la discapacidad, plasmado en la órbita de los derechos humanos, con el único fin de ponerlas en igualdad de condiciones con todas las demás personas, tanto para estudiar, para trasladarse y transitar, como para trabajar y tener una mejor salud, entre otras tantas cosas que en nuestra añoranza se disipa a lo lejos, pero en tanto al menos una luz brille en el horizonte, hacia allí deberemos continuar nuestros incansables pasos.

Dr. Juan Manuel Posse
Abogado dedicado a los derechos de las personas con discapacidad.
Provincia de Tucuman


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