En el presente artículo, la Psicóloga Lorena Espeche se refiere a la situación de las personas con discapacidad en los aspectos de la contención social. Menciona la diferencia que existe entre las palabras "discapacidad" e "incapacidad", ejemplos de personas con discapacidad que adquirieron logros importantes y una observación al modelo de tratamiento de la discapacidad en la actualidad a través de las instituciones públicas existentes, entre otras cosas.
Dr. Juan Manuel Posse.
En 30 mil hogares tucumanos hay personas discapacitadas
Publicado el: 20/11/2010 | Se estima que en uno de cada 10 hogares de la provincia hay personas con discapacidad según el censo de 2001. En el país hay 3 millones de discapacitados, cifra que trepa a 53 millones de personas si se toma en cuenta a América latina. Se reconoce a este sector como la minoría más grande del mundo. Hago referencia a minoría en cuanto a carente de poder si consideramos las políticas destinadas a satisfacer las necesidades de este sector.
Políticas que en su mayoría continúan siendo de tipo “asilar”, siguiendo los modelos antiguos de tratamiento de aquellos sujetos que no responden a ciertos patrones sociales de “normalidad” y en el actual sistema capitalista donde prevalece el valor “utilidad” y “adaptacionismo” dando cuenta de la intención de controlar, y acallar las verdaderas necesidades de una persona con discapacidad, que van mas allá de una rampa, o ayuda social
En nuestro país se utiliza desde principios de la década del ¨70, el término discapacidad en reemplazo de incapacidad. La diferencia, aparentemente sutil, entre estas dos palabras es conceptualmente importante: el prefijo "dis" sugiere una anomalía, una diferencia, mientras que el prefijo "in" implica la negación de algo.
El término discapacidad resulta, entonces, más adecuado, porque designa a un individuo potencialmente apto, es decir, que puede tener en determinados aspectos una capacidad menor, igual e incluso mayor que la otros individuos.
A pesar de esta modificación nominal, nos referiremos a “personas en situación de discapacidad” (PSD) dado que se trata solo de una situación con posibilidades de elaboración y cambio.
En un pasado no muy lejano, las personas que se veían "diferentes"- por alguna anormalidad física o deficiencia mental- eran humilladas, asiladas o escondidas y sometidas a tareas indignas. Muchos creían, incluso, que estaban poseídas o que sufrían un castigo divino.
Los modos de tratamiento de lo “diferente” en nuestros días no distan de los antiguos, aunque aparecen disfrazados como centros de día, neuropsiquiátrico, hospicios, centros de rehabilitación, cuyos tratamientos siguen orientados a aislar a las personas en situación de discapacidad eternizando los tiempos del alta y con políticas obsoletas en cuanto a reinserción, inclusión, considerando a estas personas como ingresos fijos en cuanto a lo económico. (aspecto de cosificación del ser humano predominante en el sistema capitalista)
Las discapacidad no impide al ser humano desarrollarse como persona, crear, estudiar, trabajar relacionarse. Prueba de ello es que encontramos a diario cerca de nosotros y también en la historia, muchísimos casos de discapacitados "famosos", que se han destacado y que se destacan por ejemplo en el arte y en la ciencia. Ludwig van Beethoven (1770-1827), genio de la música y completamente sordo. Stephen Hawking (1942) uno de los científicos contemporáneo más reconocido, que padece una enfermedad degenerativa y progresiva del sistema nervioso -esclerosis lateral amiotrófica- que le impide mover cualquier parte de su cuerpo, excepto los ojos. Andrea Bocelli brillante cantante ciego y seguramente conoceremos a otros no tan famosos pero destacados en nuestras comunidades.
Pero a pesar de estos ejemplos, la discriminación (negativa y positiva) a las “ PSD” (personas en situación de discapacidad) aún existe y puede palparse no sólo en el conjunto de la sociedad- donde suelen ser valorados los más sanos y fuertes- sino también dentro de nosotros, e incluso en las distintas instituciones.
Con demasiada frecuencia, los grupos que rodean a las familias de las personas con discapacidad, los amigos, compañeros de trabajo, la población en general suelen quedar atrapados en la idea de inutilidad, de carga social o suponen que están afectados de impedimentos que no condicen con la realidad efectiva o el potencial con que cuentan o “en su defecto” las políticas sociales de inclusión están fundamentadas en la beneficencia, lastima, y no basadas en reconocimiento real de las necesidades de este sector.
Específicamente nos referimos a las personas que en edad adulta, por diferentes causas (accidentes, ACV, Intoxicaciones, enfermedades neurológicas como parkinson o Alzheimer) que adquieren secuelas que generan cierta discapacidad, ya sea motriz, sensorial o mental.
El sujeto que atraviesa por una situación de crisis de estas características no encuentra herramientas para elaborar, procesar lo vivido tanto desde el cuerpo afectado, sus emociones y su lugar perdido en el mundo laboral y social encontrando en algunas instituciones la comodidad acrítica para aislarse del mundo amenazante para él. Amenazante en tanto no encuentra el modo de transformarse y transformar la realidad, y adaptarse activamente a esta nueva situación con nuevas herramientas que le permitan re-incluirse y circular en la sociedad como sujetos activos y protagonistas de la historia social o cultural. Aprendizaje que le permitiría su reinserción social desde un nuevo posicionamiento. Pasaje de la pasividad al proyecto, de la pasividad e inercia a la acción transformadora de la realidad.
Por Lorena Espeche, psicóloga.
FUENTE. http://www.primerafuente.com.ar/index.php/noticia/en-30-mil-hogares-tucumanos-hay-personas-discapacitadas
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