Dr. Juan Manuel Posse
FUENTE: http://www.diariosur.es/sociedad/padres/201410/17/tiene-hijo-trastorno-lenguaje-20141016204821.html
¿Tiene mi hijo un trastorno del lenguaje?
Para detectar cualquier problema de forma precoz es
importante conocer las patologías más comunes. / Fot
El Colegio de Logopedas de Andalucía da las claves para ayudar a
detectar las patologías más comunes en niños
La pronunciación
incorrecta de alguna sílaba, la tartamudez o un retraso en el desarrollo del
lenguaje son algunos de los trastornos que llevan a los padres a las consultas
de los logopedas. Para poder detectar cualquier problema de forma precoz es importante
conocer en qué consisten las patologías más comunes en los niños, como la
dislalias o las disfonías, cuyas claves ofrece a continuación el Colegio
Oficial de Logopedas de Andalucía (www.coloan.org), que recomienda buscar
asesoramiento ante cualquier señal de alerta.
Dislalia: Es una alteración funcional de la articulación de un sonido del
habla de forma aislada (omisión, sustitución, o distorsión de dicho sonido)
producida por una incorrecta colocación y/o actuación inadecuada de los órganos
fonoarticulatorios (labios, lengua, mandíbula, paladar y velo).
El niño con dislalia funcional no usa correctamente dichos órganos a la
hora de articular un fonema a pesar de no existir ninguna causa de tipo
orgánico. La dislalia puede referirse a cualquier sonido, aunque con frecuencia
aparecen en el sonido [s] (Sigmatismo), en la [ɾ] y la [r] (Rotacismo) y en los
grupos consonánticos (para,bra, tra, gra, cra, fra, etc.) Es muy importante
establecer la diferencia con el trastorno fonológico que afecta a la representación
mental y organización de los sonidos, que con frecuencia provoca sustituciones
de unos sonidos por otros, reducciones de sílabas complejas y una menor
inteligibilidad del habla.
Retraso del lenguaje: Consiste en un lenguaje inmaduro
evolutivamente retrasado con respecto a su edad. No existe un desarrollo del
lenguaje propiamente alterado, sino que su lenguaje es análogo al de un niño
que se desarrolla en los parámetros de la norma pero de menor edad. El niño con
retraso responde rápidamente a la intervención logopédica hasta casi igualarse
a la norma al poco tiempo de tratamiento.
Trastorno específico del lenguaje (TEL): A diferencia
del retraso del lenguaje, en el TEL el lenguaje no está sólo retrasado, sino
que también es anómalo. Se trata de un déficit significativo en el lenguaje
comprensivo, expresivo y semántico-pragmático sin presencia de signos evidentes
de alteración neurológica, que no es debido a una pérdida auditiva, con un
cociente intelectual (CI) de ejecución superior a 85, e indicadores emocionales
y conductuales normales. Teniendo en cuenta los resultados de las últimas
investigaciones, se evidencia que las causas de este trastorno son
predominantemente neurobiológicas y el origen genético desempeña un papel
sustancial.
Loa síntomas del TEL son graves y más persistentes que los del retraso
del lenguaje y requieren de una intervención más prolongada y exhaustiva.
Alteración de las funciones del sistema estomatognático: respiración,
succión, deglución, masticación y fonoarticulación: Muchos niños presentan
disfunciones del sistema estomatognático: respiración, succión, deglución,
masticación y fonoarticulación, que deben ser tratadas por un logopeda
especialista en motricidad orofacial. Las disfunciones orofaciales más
frecuentes son la respiración oral, deglución disfuncional, lengua descendida y
adelantada, frenillo lingual corto, hábitos de succión lesivos como morder
objetos o morderse las uñas, trastornos de la articulación temporomandibular
(ATM), etc.
En el área de la motricidad orofacial el logopeda debe trabajar en
equipo junto con otros profesionales, fundamentalmente otorrinolaringólogos,
odontopediatras y ortodoncistas.
Tartamudez o disfemia: Se trata de un trastorno de la
comunicación que afecta a la fluidez del habla y que puede provocar
disfluencias consistentes en repeticiones de sonidos (“p..p..p..papá”), sílabas
(“mi..mi..mi..mío”), palabras (“pero..pero..pero dámelo”) o frases,
prolongación de sonidos (“eeeeeese niño”), bloqueos (“mi padre {silencio}……se
llama Juan) o segmentación de palabras (“vamos to...dos a casa”). Las
disfluencias pueden ir acompañadas de tensión muscular en cara y cuello, miedo
y estrés. Ellas son la expresión visible de la interacción de determinados
factores orgánicos, psicológicos y sociales.
La evolución del trastorno es muy variable y puede pasar por ciclos de
mejora y empeoramiento. Es habitual que los niños pequeños, entre 2 y 5 años,
no tengan una fluidez total en el habla hasta que aprenden a organizar las
palabras y las frases. Sin embargo, hay que ser conscientes de que las
disfluencias del niño pueden ser atípicas, por lo que es imprescindible
diferenciarlas de las más corrientes para tratarlas lo antes posible.
La detección temprana o precoz de la tartamudez es vital para el futuro
del niño, por lo que es muy importante realizar una consulta preventiva con un
logopeda especializado y no esperar, ya que cuanto más cerca del inicio del
síntoma se intervenga, mejor será el resultado.
Disfonías: Son muy frecuentes en la edad escolar, sobre todo en las etapas de
Educación Infantil y Primaria, en las que es común que los niños griten
excesivamente, atraviesen frecuentes resfriados, llantos, juegos ruidosos, etc.
Las disfonías pueden afectar a cualquiera de los parámetros de la voz:
intensidad, tono, extensión tonal, duración, etcétera, siendo la más frecuente
la afectación del timbre, cuando se dice que la voz es ronca, áspera o soplada.
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