La segregación de los niños con Síndrome de Down
En 2011, no solo una familia se emocionó con una hermosa noticia, también una buena parte de la comunidad. Iara Gordillo, una joven de 19 años, con Síndrome de Down, había concluido el colegio secundario en el Colegio Santa María, adonde había ingresado a los dos años, derribando aquel viejo tabú del “no se puede”, tan arraigado en nuestra idiosincrasia. En la oportunidad, la pedagoga y la psicóloga del establecimiento le dijeron a una periodista de nuestro diario que el mayor obstáculo para la integración de los chicos con discapacidad es creer que no se puede, así como la falta de esperanzas de la sociedad, y hasta de los propios padres.
Los 21 de marzo se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down, cuyo objetivo es elevar la conciencia social para evitar que las personas que padecen esta anomalía genética sean discriminadas. Se trata de un trastorno cromosómico provocado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21, completa o parcial. El síndrome lleva el nombre John Langdon Down, médico que lo describió en 1866.
Una especialista del Centro Lydia Coriat, de Buenos Aires, le dijo a LA GACETA en 2006 que hay centenares de chicos Down que leen y escriben en la actualidad, que concluyen el secundario, y que en algunos casos prosiguen estudios terciarios. “En eso incide también la oferta educativa que hay en cada lugar. Los chicos con síndrome de Down han pasado a ocupar otro lugar en la sociedad. En ese cambio han influido los padres, que se han jugado por sus hijos, mostrando aquello de lo que eran capaces, y eso tuvo efecto en cadena en la sociedad”, afirmó.
Según el Indec, las personas con discapacidad representan el 12,2% de la población de Salta, Jujuy y Tucumán. La Asociación Down Is Up informa que cada 1.000 nacimientos uno tiene síndrome de Down, pero es posible que su número sea mayor.
Pese a que hay leyes específicas que los protegen, no se cumplen en toda su extensión. El certificado que otorga la Junta Evaluadora de la Discapacidad del Siprosa (ley N° 22.431), brinda otorga beneficios tales como la cobertura en estimulación temprana, terapias complementarias (pedagogía, psicología, fonoaudiología), maestras integradoras, escuela especial o centro educativo terapéutico. La ley N° 24.901 cubre el traslado a los centros educativos, médicos o de rehabilitación y cubre la atención médica y farmacológica y todas las terapias para mejorar su calidad de vida, como equinoterapia, danzaterapia e hidroterapia. Pese a estas normas, existen aún establecimientos educativos que se resisten a aceptar los chicos Down, argumentando que carecen de docentes especiales. Con frecuencia los padres deben apelar a la Justicia para que las obras sociales o el Estado provincial les brinden la cobertura que les corresponde por ley.
La discriminación es una de las barreras más duras de derribar en la sociedad. Se necesita mucho amor para educar a estos niños y guiarlos en el camino de la vida para que encuentren un lugar y tengan igualdad de oportunidades en nuestra comunidad. Se debe luchar contra la insensibilidad de personas e instituciones que les niegan esa posibilidad y del Estado, que permite esta segregación. Se suele decir que no es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás.
FUENTE: http://www.lagaceta.com.ar/nota/583788/opinion/segregacion-ninos-sindrome-down.html
Los 21 de marzo se conmemora el Día Mundial del Síndrome de Down, cuyo objetivo es elevar la conciencia social para evitar que las personas que padecen esta anomalía genética sean discriminadas. Se trata de un trastorno cromosómico provocado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21, completa o parcial. El síndrome lleva el nombre John Langdon Down, médico que lo describió en 1866.
Una especialista del Centro Lydia Coriat, de Buenos Aires, le dijo a LA GACETA en 2006 que hay centenares de chicos Down que leen y escriben en la actualidad, que concluyen el secundario, y que en algunos casos prosiguen estudios terciarios. “En eso incide también la oferta educativa que hay en cada lugar. Los chicos con síndrome de Down han pasado a ocupar otro lugar en la sociedad. En ese cambio han influido los padres, que se han jugado por sus hijos, mostrando aquello de lo que eran capaces, y eso tuvo efecto en cadena en la sociedad”, afirmó.
Según el Indec, las personas con discapacidad representan el 12,2% de la población de Salta, Jujuy y Tucumán. La Asociación Down Is Up informa que cada 1.000 nacimientos uno tiene síndrome de Down, pero es posible que su número sea mayor.
Pese a que hay leyes específicas que los protegen, no se cumplen en toda su extensión. El certificado que otorga la Junta Evaluadora de la Discapacidad del Siprosa (ley N° 22.431), brinda otorga beneficios tales como la cobertura en estimulación temprana, terapias complementarias (pedagogía, psicología, fonoaudiología), maestras integradoras, escuela especial o centro educativo terapéutico. La ley N° 24.901 cubre el traslado a los centros educativos, médicos o de rehabilitación y cubre la atención médica y farmacológica y todas las terapias para mejorar su calidad de vida, como equinoterapia, danzaterapia e hidroterapia. Pese a estas normas, existen aún establecimientos educativos que se resisten a aceptar los chicos Down, argumentando que carecen de docentes especiales. Con frecuencia los padres deben apelar a la Justicia para que las obras sociales o el Estado provincial les brinden la cobertura que les corresponde por ley.
La discriminación es una de las barreras más duras de derribar en la sociedad. Se necesita mucho amor para educar a estos niños y guiarlos en el camino de la vida para que encuentren un lugar y tengan igualdad de oportunidades en nuestra comunidad. Se debe luchar contra la insensibilidad de personas e instituciones que les niegan esa posibilidad y del Estado, que permite esta segregación. Se suele decir que no es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y acciones de los demás.
FUENTE: http://www.lagaceta.com.ar/nota/583788/opinion/segregacion-ninos-sindrome-down.html
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