Tras estudiar Medicina, Marc Boix, vuelve a su país natal para ayudar a
la gente con sus propios medios
Marc Boix podría haber ejercido de anestesiólogo en cualquier hospital cercano a su casa y vivir entre comodidades. Pero no. Tras finalizar la carrera de Medicina y cursar la especialidad, este joven de Olot, de 29 años, ha preferido volver a la provincia de Humla, en un lugar recóndito de las montañas del Himalaya, de donde procede, y ser médico allí para ofrecer a la comunidad todo lo que ha aprendido. Además, ha abierto un centro médico y una farmacia en la capital, Simikot, a fin de cubrir las necesidades sanitarias de la región. Y tiene más objetivos.
Marc Boix fue adoptado a los
6 años por una familia olotense. Huérfano de madre, despuntaba en la escuela, y un político de la zona convenció a su padre para llevarlo al orfanato Balman Dir de la organización oficial Nepal Children’s Organization en Katmandú para que encontrara un futuro mejor. Harka Singh Bhandari, que es su otro nombre –el nepalí–, se marchó, y los que se quedaron tuvieron la esperanza de que al menos una vez al año lo verían, tal como les aseguró el político. Pero esta promesa no se cumplió. Y Marc no volvió a pisar su tierra natal hasta los 18 años con su padre adoptivo y su hermano más pequeño, de origen mexicano, también adoptado, coincidiendo con unas vacaciones universitarias.
6 años por una familia olotense. Huérfano de madre, despuntaba en la escuela, y un político de la zona convenció a su padre para llevarlo al orfanato Balman Dir de la organización oficial Nepal Children’s Organization en Katmandú para que encontrara un futuro mejor. Harka Singh Bhandari, que es su otro nombre –el nepalí–, se marchó, y los que se quedaron tuvieron la esperanza de que al menos una vez al año lo verían, tal como les aseguró el político. Pero esta promesa no se cumplió. Y Marc no volvió a pisar su tierra natal hasta los 18 años con su padre adoptivo y su hermano más pequeño, de origen mexicano, también adoptado, coincidiendo con unas vacaciones universitarias.
Tras terminar Medicina en la Universitat de Barcelona (UB) estuvo un año en un hospital de Katmandú. Fue en ese momento cuando decidió que quería volver a sus orígenes para ayudar a los habitantes de la zona con sus propios medios.
Cursó la especialización de Anestesiología, el MIR, en el hospital Arnau de Vilanova de Lleida y dos años después empezó a tejer su sueño: el de poner en marcha una farmacia y un centro de atención primaria. Unos primeros pasos que dio con el apoyo económico de amigos, familiares y conocidos. Después, creó la oenegé Health Us Nepal, que tiene la misión de llevar salud a esta región aislada y empobrecida, en la que viven unas 60.000 personas sin acceso a una asistencia sanitaria de calidad.
Para llegar a Simikot, una ciudad de 3.000 habitantes, no hay carreteras y el acceso se hace mayoritariamente por avioneta, que es como llegan las medicinas, los materiales de construcción o determinados alimentos. La gente hace un mal uso de los medicamentos porque no hay farmacias regladas. Los 2.910 metros de altitud y las temperaturas mínimas, que en invierno son de –20ºC, dificultan los cultivos. La esperanza de vida en la comarca es de 58 años, por debajo de la media de Nepal. El recorrido medio a pie entre pueblos es de entre cuatro y cinco horas. En Takla, que es el pueblo originario de Marc, no hay luz, agua ni sanitarios en las casas. Son unos 150 habitantes, y una familia vive con menos de un euro al día.
Marc se ha convertido en la gran esperanza para muchos de los enfermos. “Es un sueño poderlo hacer. Me siento afortunado, ser el que ayuda y no el ayudado, y mejorar ni que sea un poco algún aspecto de la vida de esta gente que no ha tenido la misma suerte que yo, pese a haber nacido en el mismo sitio”, relató en una conferencia en Girona. Entre el centro de atención primaria y la farmacia, puestos en marcha desde principio de año, Marc atiende a unas cuarenta personas al día. Junto con el gobierno local, acordaron construir, además, un pequeño centro médico de salud a cinco horas a pie de Simikot, que ya funciona. Era una antigua demanda de la población. El joven también atiende a enfermos en este otro centro y va por los pueblos rurales a petición.
La oenegé le permite obtener recursos económicos para comprar medicinas y dotar de equipos médicos mínimos para la asistencia. En la zona, las principales problemáticas son básicamente respiratorias. “Los medicamentos se compran en Nepalganj y los tienen que subir en avioneta. Tardan un mes en llegar”, advierte su padre adoptivo, que da conferencias en institutos, universidades y centros cívicos para hallar recursos para su hijo. Otro objetivo de Marc es construir un hospital en Simikot (actualmente sólo hay un pequeño hospital público).
Fuente: www.lavanguardia.com
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