Autismo: piden reformas inclusivas en el sistema educativo
Si bien aumenta la información y el conocimiento sobre el trastorno, los padres siguen reclamando que las escuelas “comunes” reciban a sus hijos.
El día internacional del Trastorno del Espectro Autista (TEA) es mañana y, si bien en nuestro país la fecha es empleada para la difusión y la concientización de la problemática, ésta sigue siendo motivo de exclusión en muchos ámbitos de la sociedad. Uno de ellos es el educativo, que plantea que los chicos con TEA deben asistir a “escuelas especiales”.
Viviana Casco, una de las impulsoras de la ONG “Padres TEA-TGD de Esteban Echeverría”, advierte la necesidad de que “el educativo sea un espacio inclusivo”. “Reclamamos que los chicos sean incluidos en la escuela común, como corresponde. Porque, a través de la estimulación, del trabajo diario, se le brinda el apoyo necesario. Obviamente que se requiere la figura del integrador o acompañante terapéutico, además de las distintas formas de asesoramiento”, explicó.
En consonancia con Casco, Paula Boscarolli, miembro del grupo “TGD TEA Padres”,considera que la inclusión “es un pilar fuertísimo”. “La educación inclusiva la pensamos en la escuela común, con su asistencia y con el apoyo pertinente. Ellos pueden aprender porque están incluidos en ambientes donde se desarrollan la mayoría de los chicos. Y estos chicos, a su vez, tienen la posibilidad de convivir con nenes con alguna dificultad, lo que los planta frente a la vida de una manera más solidaria. Son más comprensivos y respetuosos”, reflexiona.
Las complicaciones para la inclusión. Los padres de niños con trastornos del espectro autista piden “capacitación” para la apertura de los ámbitos educativos a la recepción de esta problemática.
“El sistema educativo no está preparado completamente para recibir a los chicos. Esto pasa porque los docentes requieren capacitación, y debe existir una movida estatal para promover esas capacitaciones, porque los maestros no tienen en la carrera la especificidad del autismo”, argumentó Boscarolli.
Desde “TEA Sin Fronteras”, organización que funciona en Glew, Almirante Brown, Mónica Puchetta, adhiere a las complicaciones y evalúa que “el desconocimiento en los docentes sobre los chicos con TEA, es un tema muy grave”. “No saben cómo tratar con chicos con este trastorno, por lo que nuestra principal tarea es poder asesorar a las escuelas para que sepan y conozcan cómo un maestro se puede manejar, porque esos niños están y no se pueden dejar. Tienen que ser incluidos”, sostuvo.
El trabajo desde Educación. La inspectora de la Región Educativa V, Nora Saporitti, explicó que “se está trabajando” en muchas escuelas de la región “para lograr una mejor integración de los chicos”. “La verdad es que se está haciendo un trabajo de concientización de las escuelas muy importante. Estamos logrando un acompañamiento de los equipos de psicología de las escuelas especiales, para la integración. Pero no voy a negar que cuesta. Es complicado el hecho de que los docentes de las escuelas comunes tengan un alto número de chicos en las aulas, tanto en primaria como en secundaria, por lo que a veces se les complica trabajar con chicos con estas características”, argumentó.
Y dejó en claro que la integración puede darse “si tres partes pueden complementarse efectivamente”. “Se debe trabajar mucho con el maestro para darle las estrategias necesarias de abordaje pedagógico para educar a cada uno de estos chicos y que puedan aprender. Y también es esencial el trabajo de los equipos de psicología, que orientan al docente como para abordar este tipo de inconvenientes. Por otro lado, los padres están trabajando mucho con los acompañantes”, detalló.
La figura del acompañante externo. Natalia Fernández es Acompañante Pedagógico y asegura que “no es para nada fácil” el tema de la inclusión.
“Hay grandes falencias a nivel docente, a nivel directivo y a nivel capacitación o formación. Se intenta que todos los chicos estén en las escuelas comunes, pero no hay información ni objetivos específicos en general, no sólo con el autismo sino también con otras discapacidades. Entonces queda como ese bache. Los chicos no son incluidos como deberían”, reconoce.
Y, en relación al trabajo que se debe desempeñar con el objetivo de integrar a un chico con TEA en cualquier ámbito, detalló: “Es un trabajo bastante complejo que demanda mucho tiempo y esfuerzo a nivel intelectual. Porque trabajar bien implica muchas capacitaciones y la puesta en práctica de técnicas con la escuela o en la casa. En las instituciones suelen derivar un grupo de chicos con cada acompañante, pero eso depende de la institución y de la persona. Cada chico tiene sus cualidades particulares”.
Por último, Fernández se refirió a la situación, a menudo conflictiva y denunciada por padres, con las obras sociales, ya que estas “no facilitarían los servicios de los profesionales”. “La persona que termina cumpliendo el rol de acompañante es una persona que termina siendo contactada por los padres o el equipo que trabaja con el chico. Las obras sociales a veces tienen algún tipo de requisito sobre la formación profesional o cuestiones así, de acuerdo a lo que es el entorno donde está ese chico. Y hay otras veces que las obras sociales son un poco resistentes con algunas profesiones, pero en general es la familia la que consigue el contacto”, completó Fernández.
Expectativas ante todo. Más allá de las complicaciones, tanto Viviana, como Paula y Mónica sostienen que “es un desafío lograr una mayor integración e inclusión”. Desde las ONG dejan en claro que el 2 de abril es un día más que importante, justamente “porque los acerca a la inclusión”.
Viviana Casco, una de las impulsoras de la ONG “Padres TEA-TGD de Esteban Echeverría”, advierte la necesidad de que “el educativo sea un espacio inclusivo”. “Reclamamos que los chicos sean incluidos en la escuela común, como corresponde. Porque, a través de la estimulación, del trabajo diario, se le brinda el apoyo necesario. Obviamente que se requiere la figura del integrador o acompañante terapéutico, además de las distintas formas de asesoramiento”, explicó.
En consonancia con Casco, Paula Boscarolli, miembro del grupo “TGD TEA Padres”,considera que la inclusión “es un pilar fuertísimo”. “La educación inclusiva la pensamos en la escuela común, con su asistencia y con el apoyo pertinente. Ellos pueden aprender porque están incluidos en ambientes donde se desarrollan la mayoría de los chicos. Y estos chicos, a su vez, tienen la posibilidad de convivir con nenes con alguna dificultad, lo que los planta frente a la vida de una manera más solidaria. Son más comprensivos y respetuosos”, reflexiona.
Las complicaciones para la inclusión. Los padres de niños con trastornos del espectro autista piden “capacitación” para la apertura de los ámbitos educativos a la recepción de esta problemática.
“El sistema educativo no está preparado completamente para recibir a los chicos. Esto pasa porque los docentes requieren capacitación, y debe existir una movida estatal para promover esas capacitaciones, porque los maestros no tienen en la carrera la especificidad del autismo”, argumentó Boscarolli.
Desde “TEA Sin Fronteras”, organización que funciona en Glew, Almirante Brown, Mónica Puchetta, adhiere a las complicaciones y evalúa que “el desconocimiento en los docentes sobre los chicos con TEA, es un tema muy grave”. “No saben cómo tratar con chicos con este trastorno, por lo que nuestra principal tarea es poder asesorar a las escuelas para que sepan y conozcan cómo un maestro se puede manejar, porque esos niños están y no se pueden dejar. Tienen que ser incluidos”, sostuvo.
El trabajo desde Educación. La inspectora de la Región Educativa V, Nora Saporitti, explicó que “se está trabajando” en muchas escuelas de la región “para lograr una mejor integración de los chicos”. “La verdad es que se está haciendo un trabajo de concientización de las escuelas muy importante. Estamos logrando un acompañamiento de los equipos de psicología de las escuelas especiales, para la integración. Pero no voy a negar que cuesta. Es complicado el hecho de que los docentes de las escuelas comunes tengan un alto número de chicos en las aulas, tanto en primaria como en secundaria, por lo que a veces se les complica trabajar con chicos con estas características”, argumentó.
Y dejó en claro que la integración puede darse “si tres partes pueden complementarse efectivamente”. “Se debe trabajar mucho con el maestro para darle las estrategias necesarias de abordaje pedagógico para educar a cada uno de estos chicos y que puedan aprender. Y también es esencial el trabajo de los equipos de psicología, que orientan al docente como para abordar este tipo de inconvenientes. Por otro lado, los padres están trabajando mucho con los acompañantes”, detalló.
La figura del acompañante externo. Natalia Fernández es Acompañante Pedagógico y asegura que “no es para nada fácil” el tema de la inclusión.
“Hay grandes falencias a nivel docente, a nivel directivo y a nivel capacitación o formación. Se intenta que todos los chicos estén en las escuelas comunes, pero no hay información ni objetivos específicos en general, no sólo con el autismo sino también con otras discapacidades. Entonces queda como ese bache. Los chicos no son incluidos como deberían”, reconoce.
Y, en relación al trabajo que se debe desempeñar con el objetivo de integrar a un chico con TEA en cualquier ámbito, detalló: “Es un trabajo bastante complejo que demanda mucho tiempo y esfuerzo a nivel intelectual. Porque trabajar bien implica muchas capacitaciones y la puesta en práctica de técnicas con la escuela o en la casa. En las instituciones suelen derivar un grupo de chicos con cada acompañante, pero eso depende de la institución y de la persona. Cada chico tiene sus cualidades particulares”.
Por último, Fernández se refirió a la situación, a menudo conflictiva y denunciada por padres, con las obras sociales, ya que estas “no facilitarían los servicios de los profesionales”. “La persona que termina cumpliendo el rol de acompañante es una persona que termina siendo contactada por los padres o el equipo que trabaja con el chico. Las obras sociales a veces tienen algún tipo de requisito sobre la formación profesional o cuestiones así, de acuerdo a lo que es el entorno donde está ese chico. Y hay otras veces que las obras sociales son un poco resistentes con algunas profesiones, pero en general es la familia la que consigue el contacto”, completó Fernández.
Expectativas ante todo. Más allá de las complicaciones, tanto Viviana, como Paula y Mónica sostienen que “es un desafío lograr una mayor integración e inclusión”. Desde las ONG dejan en claro que el 2 de abril es un día más que importante, justamente “porque los acerca a la inclusión”.
* Nota correspondiente a la publicación del día 01 de Abril de 2015
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