ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN
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Ángeles Álvarez / Actualizado 13 junio 2015 | |||
El síndrome de Tourette es un trastorno neurológico caracterizado por la presencia de tics motores, vocales o fónicos. Su curso es crónico aunque la evolución suele ser variable a lo largo del tiempo.
Es diagnosticado generalmente en la primera infancia y se encuentra unido a una serie de trastornos, destacando el déficit de atención con hiperactividad y el trastorno obsesivo compulsivo, así como su asociación con la depresión, trastornos de la personalidad, y episodios de ira.
Cabe destacar que el síndrome de Touretteengloba un estado de desconocimiento por parte de la población general e incluso por parte de muchos profesionales del ámbito de la psicología. Tal y como comenté en un artículo anterior, (ver en Hechos de Hoy Síndrome de Tourette, más allá de los tics, los trastornos afectan más a niños y niñas ), hablar del síndrome de Touretteimplica hablar de tics, pero por encima de las creencias populares, destaca una realidad que sitúa a los trastornos comórbidos como verdaderos protagonistas y como causantes principales de un mayor malestar en el mismo.
Los investigadores demandan más investigaciones que ofrezcan datos esclarecedores acerca de las razones de la alta prevalencia del resto de trastornos comórbidos con el síndrome de Tourette para poder conocer con mayor certeza si la depresión, o los episodios de ira entre otros, forman parte integral del síndrome o son consecuencia del mismo.
Los estudios más actuales tienden a direccionarse hacia la relación y el papel que juega el trastorno por déficit de atención con hiperactividad en todos ellos, situándose como uno de los principales factores que intervienen en las dificultades de aprendizaje, en los trastornos del sueño y en los trastornos de personalidad como resultado de su evolución a largo plazo.
Episodios de enfado
Por otra parte, las explosiones de ira o las conductas agresivas adquieren una alta prevalencia entre estos pacientes. Todavía se desconocen las causas exactas de la aparición de la ira en el síndrome de Tourette, aunque los estudios indican diversos factores que la promueven, como el malestar generado por los trastornos asociados, el desajuste social, y las conductas desadaptativas. Independientemente de las causas, las investigaciones evidencian mayores niveles de ira en pacientes con síndrome de Tourette.
Mi trabajo con pacientes con síndrome de Tourette (niños y adolescentes de entre 6 y 17 años) a lo largo de un año, me permitió conocer las características diagnósticas del síndrome, sus trastornos asociados, así como las necesidades específicas requeridas para una correcta intervención psicológica. Pude comprobar, tal y como indican algunos estudios, que uno de los mayores problemas verbalizados tanto por parte de los padres, como de los propios pacientes, correspondía a las explosiones de enfado o ira de estos en diversas situaciones. Esto fue decisivo para emprender una pequeña investigación y medir los niveles de ira de los mismos, en comparación a otro grupo de control, y comprobar, una vez más, puntuaciones significativas en las sensaciones y manifestaciones observables de la ira y enfado en pacientes con el síndrome.
Definir y conceptuar la ira fue importante a la hora de investigar tal emoción. El término de ira hace referencia a sentimientos, a reacciones corporales o fisiológicas y a actitudes hacia otras personas. Se trata de una emoción básica en la que la dimensión placer-displacer y los niveles de activación psicofisiológica juegan un importante papel. Su función directa es favorecer y mantener altos niveles de energía, acelerando las funciones motoras, pero cuando no se ajusta a las condiciones del ambiente, tiene un alto efecto negativo en la propia salud personal e implica un deterioro de las relaciones sociales.
Según algunas investigaciones del síndrome de Tourette, las explosiones de ira han sido descritas como ataques o tormentas de furia, con características similares al trastorno explosivo intermitente o a los ataques de ira en pacientes deprimidos (Sukhodolsky et al., 2009).
Independientemente de todo esto, no está claro si estos comportamientos están relacionados con la intensidad de los tics, si son secundarios a la presencia de un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, o si son el resultado de padecer un trastorno estigmatizante (Calderón-González, &Calderón-Sepúlveda, 2003).
Por ello, sería importante prevenir y tratar los problemas derivados de la alta frecuencia e intensidad de la ira en los casos que fuera necesario.
Estrategias de intervención
A continuación, expongo técnicas de intervención (técnicas cognitivo-conductuales), utilizadas en las sesiones de terapia y dirigidas a tratar los episodios de ira, comunes en niños y adolescentes consíndrome de Tourette. Se pretende con ello un mayor reconocimiento de aquellos estímulos y sensaciones que permitan al niño reconocer el inicio de los posibles episodios, cortar el avance de los mismos y además, potenciar otros aspectos básicos que promuevan una respuesta más adaptativa ante las situaciones molestas.
· Estrategias dirigidas a implicar el incremento del autocontrol emocional en la respuesta de ira.
· Estrategias de consolidación: dirigidas al desarrollo de habilidades de afrontamiento pasivas, como el aumento de autoestima, asertividad y relajación.
1. Estrategias o ejercicios para enfriar y dominar la ira:
- Tiempo fuera o parada de emergencia: técnica que permite frenar el episodio de ira, basada en el alejamiento de la situación de una forma física y psicológica. Se enseña al niño a cuantificar su ira en una escala de 1 al 10. Cuando sus emociones de ira inician su aumento, han de hacerse conscientes del momento oportuno para alejarse de la situación que le provoca el malestar y poder enfriar su estado.
- Distracción del pensamiento: técnica útil para desconectar los pensamientos generadores de enfado y de las sensaciones corporales asociadas a la ira, a través de la distracción con otras actividades. Al no prestar atención a estos síntomas, estos acabarán desapareciendo.
2. Estrategias de consolidación:
- Aumento de la autoestima: el desarrollo de la misma permitirá menores respuestas de ira, así como una mayor seguridad y adaptación a diferentes situaciones.
- Habilidades para responder de manera asertiva: con el objetivo de aprender a ser competentes y poder reducir las respuestas de ira ante cualquier posible provocación.
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